Me entristece Palop

Después de una semana en la que se ha hablado tanto de agresiones, de voluntariedad en el golpeo, de juego rudo y peligroso, es una pena que la última jugada del fin de semana, en el último minuto del último partido, nos muestre a uno de nuestros jugadores, de nuestra amada selección, agrediendo (porque no tiene otro nombre) a otro compañero de profesión y además de selección, a otro campeón de Europa con la roja.

No quiero con esto crucificar a un jugador que, si bien no es una hermanita de la caridad y ha tenido sus más y sus menos con más de un rival, también es cierto que no ha llegado nunca al extremo de ser violento y de hacer cosas como la que nos dejó en la retina ayer.

Y por muchas cosas:

1. Porque una agresión nunca tiene justificación.


2. Porque entiendo que no había provocación previa, al menos no en esa misma jugada.


3. Porque lo hace deliberadamente, mirando y ¿protegiéndose? (entiendo que era lo que pretendía aparentar ante el árbitro, pero desde luego Villa no entra al choque de forma peligrosa ni mucho menos)


4. Porque lo hace contra un compañero de la selección, con el que comparte vestuario y títulos.


5. Porque, de haberlo visto el árbitro, hubiera supuesto su expulsión, varios partidos de sanción y, además, hubiera supuesto un penalty en contra en el último minuto de un partido que tenían ganado, no quedaban cambios y podía suponer la pérdida de dos puntos tontos.

En este caso, no se me ocurre que nadie pueda defender la locura que se pasó por la cabeza de Palop anoche en el último suspiro del Sevilla-Valencia.

Cualquier consecuencia de esa acción, tanto para el Sevilla como para el Valencia, habría sido negativa.

No sé si los comités actuarán de oficio o si el Valencia denunciará la acción, pero en cualquier caso entiendo que todos esperamos que no se repitan acciones gratuitas de este tipo.

Y Palop, espero que a partir de ahora vuelva a hacer sólo lo que hace bien, parar goles, que en los últimos partidos (mención especial a la eliminatoria de copa ante el Barça) lo estaba haciendo para quitarse el sombrero.